miércoles, 28 de enero de 2009

Una inocente infracción

La excusa perfecta para cometer una infracción en cualquier punto de la geografía de este país, es alegar que somos venezolanos. Esto implica formar parte de Latinoamérica; es decir, formar parte de una diversa gama de países subdesarrollados los cuales el cometer una infracción (de cualquier tipo) suele ser justificable, ya que “así somos, ésa es nuestra cultura”. Después de que cometemos cierta infracción, hablemos en este caso de tránsito, nos quejamos porque el “tipo” que está manejando el carro de al lado no puso la luz de cruce, y resulta que una cuadra más atrás nosotros nos habíamos tragado la luz del semáforo. Entonces, ¿con qué moral nosotros nos quejamos?. Esto demuestra lo poco conscientes que somos a la hora de emitir algún juicio. Y no sólo hablo del tránsito, sino también de nosotros como ciudadanos.

Muchas veces se nos olvida cuando estamos caminando por la calle y tenemos en nuestras manos un “papelito” y no hallamos que hacer con él, pero parece ser que a unos cinco pasos de donde nosotros estamos ubicados divisamos una papelera, lo que ocurre es que la infinita flojera que nos invade el cuerpo nos impide llegar hasta ella, y como resultado “tiramos disimuladamente” el “papelito” en el suelo. ¿Y qué ocurre con las diez mil personas que vienen detrás de nosotros?, pues se hacen las que no han visto el papelito y continúan caminando, total es una rutina, es cotidiano ver un papel en la calle. Y después nos preguntamos por qué Caracas está sucia... Bueno, nosotros quienes fuimos los autores del crimen (botar el papel al suelo), seguimos caminando y vemos como un conductor tira la colilla del cigarrillo por la ventana y cae en la acera. En ese preciso instante, nos detenemos y dedicamos unos quince segundos de nuestro valioso tiempo a insultar y blasfemar contra el individuo que tiró la colilla. Por supuesto que no recogemos la colilla, sólo atinamos a mirarla con asco y seguir caminando. No es cuestión de defender al personaje quien “cochinamente” ha ensuciado la acera tirando la colilla, sino de tomar conciencia acerca de nuestros actos. Y ningún ciudadano está exento de esta situación.

A todos nos ha pasado, pero bien es cierto que uno se cansa de ver la misma imagen todos los días a toda hora, en cualquier parte que te encuentres. Por el simple hecho de que muchas personas lo realicen y lleven tiempo haciéndolo, no quiere decir que sea lo correcto. La idea de hacer este artículo, es para reflexionar (los pocos que quieran tomarse diez segundos para esto) y darnos cuenta que nuestras acciones en vez de ayudar, deterioran a nuestro patrimonio, nuestras calles y a nosotros mismos. Siempre es bueno recordar que nosotros somos el ejemplo de otros.


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